Introducción
Para iniciar la introducción de
los sólidos teniendo en cuenta la perspectiva del bebé hay que entender las
razones por las cuales esta aproximación es lógica y segura. El primer apartado
de este documento explica los principios fundamentales y subyacentes en los que
se apoya este método para la introducción de la alimentación complementaria. La
última sección, lo que debes y no debes hacer, ofrece una guía rápida de los
puntos fundamentales. Siguiendo estas instrucciones, aumenta la probabilidad de
que tanto los padres como el bebé disfruten de la transición hacia las comidas
sólidas y, además, se contribuye a asegurar el bienestar del bebé.
La mayoría de los bebés están
preparados para comenzar a experimentar con los alimentos sólidos alrededor de
los seis meses de edad.
Los padres de los bebés
prematuros (menos de 37 semanas de gestación), o de los que tengan alguna
enfermedad o trastorno que pueda afectar su capacidad para manejar comida con
seguridad o para digerir algún tipo de alimentos, deben consultar con su
pediatra sobre el momento más apropiado para la introducción de los sólidos y
sobre la idoneidad o no de usar la alimentación complementaria a demanda (ACD)
como único método.
Fundamentos de la alimentación
complementaria guiada por el bebé
1. Lactancia materna como la base
de la alimentación autónoma
Se recomienda lactancia materna exclusiva durante los primeros seis
meses de vida del bebé. La lactancia materna ofrece la base ideal para la
alimentación autónoma del bebé con sólidos, ya que los niños amamantados se
alimentan a su propio ritmo. ¡¡De hecho es imposible obligarlos a comer más
rápido o más despacio!! Además, controlan su ingesta de nutrientes y fluidos,
acortando o alargando cada tetada. Por otro lado, y teniendo en cuenta que el
sabor de la leche materna varía en función de la dieta de la madre, la
lactancia materna prepara al bebé para aceptar nuevos sabores.
Los bebés saludables y normales
alimentados con lactancia materna son muy capaces de gestionar el proceso de
introducción de sólidos, siempre que cuenten con el apoyo adecuado por parte de
sus padres. Aunque la capacidad de alimentarse de manera autónoma que
caracteriza a la lactancia materna es la que sostiene la teoría de la ACD,
muchos padres que han alimentado a sus bebés con biberón han descubierto que
este método también funciona con sus hijos. La única diferencia significativa
es la necesidad de asegurarse de ofrecer al bebé otras bebidas, además de la
leche.
2. Entender las motivaciones del
bebé
Este enfoque para la introducción
de los alimentos sólidos ofrece al bebé la oportunidad de descubrir todo lo que
la comida puede ofrecer, como parte del proceso de exploración del mundo que le
rodea. Para ello, el bebé aprovecha su deseo de explorar, experimentar e imitar
las actividades de los demás. Si se permite que el bebé establezca el ritmo de
cada comida, y se insiste en el juego y la exploración más que en el propio
acto de comer, la transición hacia las comidas sólidas tendrá lugar de una
manera muy natural. El cambio resultará fácil porque la motivación del bebé
para avanzar en el proceso es la curiosidad y no el hambre.
No es necesario que los momentos
de la comida coincidan con las tetadas. De hecho, si pensamos en la lactancia y
la alimentación complementaria como dos actividades separadas, el proceso será
más relajado y se convertirá en una experiencia agradable tanto para los padres
como para el bebé.
3. ¿No se ahogará?
Muchos padres se preocupan por la
posibilidad de ahogamiento. Aún así, hay indicios que hacen pensar que si los
bebés controlan lo que se llevan a la boca tienen menos riesgo de atragantarse
que cuando son alimentados con una cuchara. Esto se debe a que los bebés no son
capaces de mover intencionadamente la comida hacia la garganta hasta después de
haber desarrollado la habilidad de masticar. Y no desarrollan la habilidad de
masticar hasta después de haber aprendido la habilidad que les permite alcanzar
y agarrar cosas. La capacidad de agarrar objetos muy pequeños se desarrolla aún
más tarde. Así, un bebé muy pequeño no puede aumentar el riesgo de
atragantamiento porque es incapaz de llevarse cosas pequeñas a la boca. Sin
embargo, si alimentamos al bebé con la cuchara, estamos instándole a que sorba
la comida hasta el fondo de la boca, aumentando el riesgo de atragantamiento.
Parece que el desarrollo general
del bebé mantiene el ritmo de su capacidad para manejar la comida con la boca,
y para digerirla. Un bebé al que le cuesta llevarse comida a la boca
probablemente no está muy preparado para comerla. Por eso, es importante
resistir la tentación de “ayudar” al bebé que se encuentra en esa situación. Es
el propio desarrollo de las distintas habilidades implicadas en el acto de
comer lo que asegura que la transición hacia la alimentación sólida se produce
al ritmo adecuado, manteniendo el riesgo de ahogamiento en niveles mínimos.
Inclinar al bebé o tumbarlo para
alimentarlo con sólidos es peligroso. Un bebé que manipula comida siempre debe
estar sentado en posición erguida. De este modo, facilitamos que la comida que
todavía no es capaz de tragar, o que no desea tragar, caiga fuera de su boca.
Seguir los deseos y el ritmo del
bebé a la hora de introducir la alimentación complementaria no significa dejar
de lado las reglas de seguridad que nos dicta el sentido común. Es muy
improbable que un bebé pequeñito pueda lograr agarrar un cacahuete, por
ejemplo, pero los accidentes pueden ocurrir, sea cual sea el modo en que es
alimentado el bebé. Las reglas normales de seguridad para la prevención de
accidentes durante las comidas y el juego también se deben seguir cuando la
transición hacia las comidas sólidas es dirigida por el bebé.
4. Asegurar una correcta
nutrición
Si se permite que los bebés se
alimenten por sí mismos, suelen aceptar una amplia variedad de comidas.
Probablemente, esto se debe a que, cuando seguimos este método, permitimos al
bebé centrarse en muchos otros aspectos además del sabor; también perciben la
textura, el color, el tamaño y la forma. Además, ofreciéndoles los alimentos
por separado o de tal modo que ellos mismos puedan separarlos, les permitimos
aprender sobre las diferencias entre los distintos sabores y texturas. Y si les
dejamos rechazar cualquier alimento que no parezca gustarles, contribuimos a
que, en el futuro, sigan estando dispuestos a aceptar nuevos alimentos.
Los principios generales de una
alimentación saludable para niños se aplican también a los bebés que están
gestionando su propio proceso de introducción de sólidos. Por eso, deben
evitarse las comidas rápidas y los alimentos con azúcar o sal añadidos. Aún
así, cuando un bebé supera los seis meses de edad, no hay necesidad de
restringir los alimentos que se le deben ofrecer (a menos que haya antecedentes
familiares de alergias o alguna enfermedad relacionada con el sistema
digestivo). Son ideales las frutas y verduras, combinadas con otros alimentos
cocidos ligeramente para que estén lo suficientemente blandos como para
masticarlos. Al principio, es mejor ofrecer la carne en trozos grandes, para
que puedan experimentar con ella y chuparla; una vez el bebé puede coger y
soltar puñados de comida, la carne picada es una buena opción (Nota: los bebés
no necesitan dientes para morder y masticar; ¡Con las encías se apañan bastante
bien!).
Tampoco es necesario cortar la
comida en trocitos diminutos, ya que los bebés más pequeños no serían capaces
de cogerlos. Una buena medida para valorar el tamaño y la forma en la que se
deben preparar los alimentos es el propio puño del bebé, aunque hay que tener
en cuenta un dato muy importante: los bebés más pequeños no pueden abrir el
puño intencionalmente para soltar objetos. Esto implica que manejarán mejor la
comida con forma de palito o que tenga un asa incorporada (como el tallo de un
trozo de brócoli). De este modo, pueden masticar el trozo que sobresale de su
mano y descartar el resto después –normalmente cuanto tratan de alcanzar la
siguiente pieza de comida que atrae su interés. A medida que sus habilidades
mejoran, aprovecharán más la comida.
5. ¿Y las bebidas?
El contenido en grasa de la leche
materna aumenta al final de la tetada. Un bebé amamantado reconoce este cambio
y usa este conocimiento para controlar su ingesta de líquidos. Si tiene sed,
tenderá a succionar poco tiempo, quizás de ambos pechos, mientras que si tiene
hambre prolongará la toma durante más tiempo. Gracias a ello, los bebés
amamantados a demanda no necesitan beber nada más, ni siquiera en verano.
Este principio también se puede
aplicar al periodo de transición hacia la comida normal, siempre que el bebé
siga siendo amamantado a demanda. Se le puede ofrecer un vaso de agua durante
las comidas como parte de la exploración, pero no hay necesidad de preocuparse
si no quiere beber nada.
Los bebés alimentados con leche
de fórmula necesitan un enfoque ligeramente diferente, ya que los biberones
tienen la misma consistencia durante toda la toma, por lo que hay menos
posibilidad de saciar la sed. Para garantizar un aporte de líquidos suficiente,
sólo hay que estar pendiente de ofrecer al bebé agua con cierta frecuenta una
vez ha comenzado a comer pequeñas cantidades de los alimentos ofrecidos.
Si continuamos ofreciendo
lactancia a demanda durante el periodo de introducción de la alimentación
complementaria, dejamos en manos del bebé la decisión de cómo y cuándo reducir
sus tomas de leche. A medida que ingiere mayor cantidad de alimentos durante
las comidas familiares, se “olvidará” de pedir alguna toma o tomará menos
cantidad de leche en cada toma. No es necesario que su madre tome esas
decisiones por él.
Lo que DEBES y NO DEBES hacer en
la alimentación complementaria a demanda
1. DEBES ofrecer a tu bebé la
posibilidad de participar siempre que la familia esté comiendo. Puedes comenzar
a hacerlo tan pronto como el bebé muestre interés en observarte mientras come,
aunque no es probable que esté preparado para llevarse comida a la boca hasta
que tenga seis meses.
2. DEBES asegurarte de que tu
bebé está sentado con la espalda erguida mientras experimenta con la comida. Al
principio, puedes sentarlo en tu regazo, mirando hacia la mesa. Una vez que
empieza a desarrollar la habilidad de coger comida, casi con toda probabilidad
será capaz de mantenerse solo sentado, con un soporte mínimo, en una trona.
3. DEBES comenzar ofreciéndole
alimentos adaptados al tamaño de su puño, preferiblemente en forma de palitos
(o con un “asa”). Siempre que sea posible –y que los alimentos sean adecuados
para el bebé-, ofrécele la misma comida que al resto, para que se sienta
integrado en la experiencia familiar.
4. DEBES ofrecerle alimentos
variados. No es necesario limitar su acceso a la comida, igual que tampoco lo
haces con los juguetes.
5. NO DEBES meter prisa al bebé.
Permítele que haga las cosas a su propio ritmo. Es especialmente importante que
evites la tentación de “ayudarle” poniendo comida en su boca.
6. NO DEBES esperar que el bebé
coma nada durante los primeros intentos. Una vez haya descubierto que sus
nuevos juguetes saben bien, comenzará a masticarlos y, después, a tragarlos.
7. NO DEBES aspirar a que el bebé
se termine cada trozo de comida, sobre todo al principio. Recuerda que todavía
no ha desarrollado la habilidad de alcanzar la comida que está dentro de su
puño.
8. DEBES volver a ofrecerle más
adelante la comida que ha rechazado. Los bebés cambian de opinión y pueden
aceptar alimentos que en un primer momento rechazaron.
9. NO DEBES dejar al niño solo
mientras come.
10. NO DEBES ofrecer comidas que
suponen un riesgo evidente, como frutos secos.
11. NO DEBES ofrecerle comida
rápida, platos preparados o alimentos a los que se haya añadido azúcar o sal.
12. DEBES ofrecerle agua en un
vaso o taza, pero no te preocupes si no muestra interés. En especial, los bebés
amamantados probablemente seguirán obteniendo todos los líquidos que necesitan
del pecho durante algún tiempo.
13. DEBES estar preparado para el
caos y el desorden. Un plástico bajo la trona protegerá el suelo o la alfombra
y facilitará la limpieza. También te permitirá volver a ofrecer al bebé los
alimentos que se hayan caído, disminuyendo la cantidad de comida desperdiciada.
(¡Te sorprenderá positivamente descubrir lo rápido que el bebé aprende a comer
manchando menos!).
14. DEBES continuar amamantando a
tu bebé a demanda, durante todo el tiempo que quiera. Es probable que cambie el
patrón de las tomas a medida que come más.
15. Si tienes antecedentes
familiares de intolerancia, alergias alimentarias o trastornos digestivos,
DEBES consultar a tu pediatra antes de comenzar.
16. Finalmente, ¡DEBES disfrutar
viendo como tu bebé aprende a comer y observando cómo desarrolla su habilidad
con las manos y la boca durante todo el proceso!
© Gill Rapley, 2008
Traducción de Eloísa López